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martes, 22 de junio de 2010

Unos 400 fieles celebraron ayer la Romería Nacional de Gitanos. El obispo de Córdoba presidió la eucaristía



Los fieles acompañaron a la Virgen en su procesión alrededor del santuarioAl son de las palmas, las bulerías y los cantes por alboreá, los gitanos volvieron, un año más, a rasgarse la camisa ante la Majarí Calí en la XLII Romería Nacional de Gitanos, que ayer se celebraba en el santuario de la Virgen de la Sierra de Cabra.
«Yeli, que yeli ya, rosas y jazmines por la madrugá» cantaban las gitanas a sones acompasados mientras lanzaban al aire las peladillas que llevaban en pequeñas canastas de mimbre. A su vez, la Virgen avanzaba por los alrededores del santuario, mecida por sus fieles costaleros.
Esta singular romería, vinculada desde sus orígenes a la familia Córdoba, intenta resistirse a su extinción ante el declive que viene sufriendo desde hace unos años.
La asistencia de miles de fieles payos y calés a la Sierra de Cabra descendió de forma vertiginosa ante el progresivo cambio de confesión religiosa de los gitanos, quienes vienen profesando en la actualidad el rito evangelista, el cual les permite una mayor libertad para cantar y bailar durante la celebración del culto religioso.
Por este motivo, desde el Ayuntamiento de Cabra se pensó relanzar la romería contando con la participación de la Pastoral Gitana del Obispado de Córdoba y el Instituto de Cultura Gitana.
Así pues, desde el año pasado se viene realizando una recepción a los romeros, que cuenta con la participación de distintas autoridades, prosiguiendo con la interpretación del Himno Internacional Gitano titulado como «Yelen, yelen» a cargo de Paco Suárez Saavedra, director titular de la European Romaní Symphonic Orchestra de Bulgaria, y Ana Montaño.
En esta ocasión, dicho acto institucional rememoró el 50 aniversario del primer encuentro histórico de gitanos en Córdoba, motivo por el que se contó con la asistencia del presidente de la Diputación, Francisco Pulido, quien recogió una placa conmemorativa y la bandera del pueblo gitano, que simboliza el color del cielo, de la hierba y además una rueda de carro en representación del carácter nómada de esta etnia. El acto concluyó con la actuación de la artista Remedios Amaya, que deleitó a los presentes con su voz.
Pero, sin duda, la finalidad principal de este encuentro anual, en el que participaron unos 400 payos y gitanos, es la celebración de la sagrada eucaristía, siendo presidida por el obispo de Córdoba, Monseñor Demetrio Fernández, que a su vez fue su primera visita al santuario de la Patrona de Cabra, precisamente en la jornada que se cumple el tercer mes de ocupar la silla de Osio.
En su homilía, el obispo destacó la importancia de dicha romería desde sus orígenes. Muestra de ello es que desde hace 42 años los gitanos de distintos lugares se reúnen en el Picacho para rezar ante la Virgen María «que en Cabra se apellida “de la Sierra”». Un coro con aires flamencos acompañó musicalmente la misa, arrancando aplausos de los presentes, con la venia del obispo, tras solicitárselo el patriarca José Córdoba Reyes, alma de la romería.
Fiesta y alegría
Tras la interpretación de la Salve Gitana a la Virgen de la Sierra, concluyó la Eucaristía y, acto seguido, comenzó la tradicional procesión con la imagen de la Señora por los alrededores del santuario.
Para la ocasión, la imagen fue ataviada con el antiguo manto rojo carmesí que se restaurara el pasado año. Nada más traspasar las andas plateadas el cancel del templo, el jolgorio fue la nota predominante.
Las gitanas ya mayores rasgaron las camisas de los hombres. Éstas portaban blancos delantales ceñidos a la cintura, al igual que también lo hicieron la alcaldesa de Cabra, María Dolores Villatoro y la concejala de Festejos, María Del Carmen Güeto, que tampoco se cortaron a la hora de coger las cestas de peladillas y lanzar su contenido al cielo azul de la Sierra de Cabra, mientras coreaban aquello de «flores en el aire, leré, leré».

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