AVISO PARA COMENTARIOS SIN IDENTIFICACION Y RACISTAS

Todos los Comentarios que se viertan en este Blog deberan de contener datos Identificaivos de la Persona que los hace y cuando contengan Indices de Racismo y descalificacion a etnia,Raza,o Cultura estos seran eliminados automaticamente por el sistema y por defecto quedara la ip registrada en la base de datos de Google con el fin de tramitacion al departamento Policial competente para que proceda a su Investigación ya que el Racismo esta penado por ley en el Estado Español.


jueves, 21 de enero de 2010

Una tradición ancestral

Los gitanos son un pueblo especial. Han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, sorteando con dificultades la marginación social, pero en ningún momento han renunciado a sus raíces y tradiciones.

El respeto a los mayores y la unión familiar siguen siendo máximas de una comunidad que aún conserva rituales ancestrales. Así, el sueño de cualquier padre es tener los medios económicos suficientes para casar a sus hijos por el rito gitano. Sin embargo, éste está de capa caída porque es difícil hacer frente a los cambios sociales.

Ahora, las bodas tradicionales son las menos porque el desembolso económico es impensable para muchas familias. Y es que la celebración de un matrimonio gitano, tal y como manda la costumbre, no se concibe sin invitar a toda la comunidad, lo que implica un gasto para los padres de los novios nunca inferior a los 18.000 euros.

La Fundación Secretariado Gitano vela por los intereses de los más de 9.000 gitanos que viven en la provincia de Albacete. Esta organización sabe de primera mano que un matrimonio mixto, entre payo y gitano, se da en un porcentaje ínfimo, por lo que es muy difícil que haya una renuncia total a rituales como el del pañuelo, cuya leyenda urbana dista mucho de la realidad.

El caso es que los gitanos siguen casándose y en la actualidad ya aceptan pasar por el juzgado para que su enlace no sea invisible a los ojos de la Administración. El problema está en que bodas como las de antes, con centenares de invitados, son las menos.

La Fundación aseguró a este diario que si hoy se celebran menos matrimonios por el rito gitano no es porque se renuncie a la tradición sino porque la familia es demasiado humilde como para afrontar las cifras astronómicas que puede alcanzar el convite. Y es que una pareja gitana jamás pediría dinero a sus invitados ni se le pasaría por la cabeza poner una lista de bodas.

La invitación es extensible a toda la comunidad. No hay límite de comensales para la celebración y cada cual regala lo que considere oportuno.

Si hoy para los payos la invitación a una boda puede incluso molestar, por el desembolso que supone, para los gitanos es un motivo de alegría donde la diversión está garantizada.

Desde la iglesia

La boda gitana, como todas, comienza en la Iglesia, ya sea en la evangélica o en la católica, después se pasa al convite y finalmente se llega a lo que realmente se considera el ritual gitano, que parte de la idea de que la novia llega virgen al matrimonio, lo que implica la prueba del pañuelo.

Las leyendas urbanas dicen que la prueba del pañuelo es una dolorosa costumbre que consiste en introducir un objeto en la vagina, que, envuelto en el pañuelo, tiene que salir con sangre debido a la rotura del himen. Sin embargo, desde la Fundación Secretariado Gitano se niega que estos rumores guarden cualquier parecido con la realidad. La prueba del pañuelo no se ha perdido, pero en ningún momento debe conseguir la sangre como prueba de virginidad.

Hay una mujer, conocida como la ajuntaora, que es quien debe hacer la prueba tomando como testigos a las mujeres casadas de buena reputación. El procedimiento consiste en introducir el dedo dentro de la vagina con un pañuelo, para cerciorarse de que el himen sigue intacto. «Ni sale sangre ni se pretende», subrayaron desde la Fundación.

En cuanto las mujeres salen exhibiendo el pañuelo de manera triunfal, los hombres se rasgan la camisa, cogen a los novios a hombros y les cantan al tiempo que les tiran peladillas. Los cánticos que se entonan son Las Alboreas, que significa canto a la nuera. La suegra, orgullosa de su virginidad, lo celebraría desde hace siglos cantándole.

Hasta tres días

Antes, las bodas por el rito gitano duraban hasta tres días, pero hoy se suelen limitar a una jornada. Así, después de la ceremonia religiosa, el convite y la prueba del pañuelo, llega finalmente la juerga. Las decenas de familias invitadas forman un gran corro y van saliendo al centro para cantar y bailar.

En este punto surge una figura tan importante como la de la ajuntaora, un hombre mayor, que es quien se encarga de que la fiesta no decaiga. Si faltan espontáneos para salir al centro a bailar, este anciano puede asignar parejas y sacarlas del corro para bailar en el centro. Terminado todo, llega el momento del viaje de novios.

La Fundación Secretariado Gitano defiende que se mantengan tradiciones como la del pañuelo, porque considera que no se trata de una prueba dolorosa que asuste a la mujer sino de un signo de orgullo para una familia.

No obstante, este colectivo lamenta que las celebraciones en los restaurantes, demasiado caras, estén modificando la tradición. «Antes el convite y la juerga se solucionaban con varios jamones y bebida, pero hoy el nivel está demasiado alto para algunas familias».

Hay padres que llegan a «empeñarse», a pedir un préstamo, para poder pagar la boda, ya que para una celebración en la que no hay límite de comensales hay que disponer de entre 18.000 y 36.000 euros de margen, toda una fortuna.

No hay comentarios: